Morón de la Frontera

Morón de la Frontera

El Tiempo en Morón de la Frontera

El Tiempo Moron De La Frontera

Morón de la Frontera, con el paso del tiempo parece volver a recoger la capitalidad de la Sierra Sur sevillana, por la pujanza y laboriosidad con que la ciudad empatiza y al amparo del marco estratégico de las instalaciones civiles y militares que está acogiendo en su seno, avivado por el encanto aderezado que parecen ver los nuevos vecinos en esa luz histórica que trasciende al pueblo, a sus hombres y mujeres, a la forma de ser y convivir, al atractivo ambiente de una ciudad asentada en unos mimbres profundamente humanos, dentro un marco de olivos, cereales y encinas fundidos en el paisaje, que miran sin ningún vestigio de arrogancia a las últimas estribaciones de la Serranía de Ronda, teñidas de un azul grisáceo de distancia.

Quienes queremos a Morón de la Frontera, lo hacemos sin darle importancia; con serlo, tenemos bastante; somos más modestos y menos chovinistas con lo nuestro, que en otros pueblos, tal vez, porque la conciencia local no ha emergido todo lo fuerte que debiera; aun así, el patrimonio lo llevamos en la sangre y en el alma. A veces, no es menos cierto, que se estremece uno con el orgullo de ser moronense, a pesar de la avidez con que nos asomamos a nuestros defectos. Quizás, en otros lugares del ancho solar de la Península, se ensalzan más, por la rivalidad de la cuna que les vio nacer. En cambio, el moronense acepta a Morón como es, con su mezcla de aplauso corto y de sordidez, de virtudes y de indiferencia; pero, al final, sabemos dejar las cosas en su sitio, porque en verdad, el continente y el contenido de lo bueno y lo malo, se equilibran.

Nuestra tierra está asentada en una desigual llanura de campos bien cultivados, a la sombra de la sierra de Espartero, que le proporciona un fulgor blanco de buena cal. Sustancia esta que propicia un extraordinario escenario de acontecimientos, inquietudes y necesidades vividas, recogida en el listado de Buenas Prácticas de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco en su declaración de Bali de 2011. La elaboración de la cal ha sido durante mucho tiempo una seña de identidad de la ciudad del Gallo y es un impulso a las técnicas para el uso de la cal en la construcción sostenible.

De las entrañas de este pueblo nace un viejo Castillo, con añadidos árabes y cristianos, que a modo de centinela -desafiando las injurias del tiempo- atesora sus viejas piedras, mirando a la esbelta iglesia de San Miguel, que representa el incunable arquitectónico más precioso del patrimonio local. A su orilla, un pueblo que sueña, y un mudo testigo Gallo, que lo eterniza:

Gallo mil veces recordado.
Leyenda de un pueblo oprimido.
Testigo de afanes apasionados.
Notario de compromisos incumplidos.

Pero ver a Morón de la Frontera es más complicado, dado que ofrece distintas imágenes y postales, según el lugar de dónde se le mire. Difícil, pero no imposible; posible por necesario; necesario por humano y sin adelgazar las palabras, me limitaré a presentar, pues, una visión panorámica como si, más bien, se tratase de una fotografía sobre soporte de grano grueso; así, viniendo por la carretera de Pruna, en la alborada, cuando el sol gravita sobre el Molinillo, enseñará con pesar la gravedad arruinada de su patrimonio artístico. La entrada de la Plata, procedente de Coripe y Montellano, nos enfrenta al cataclismo geológico del Calvario, que la mano del pueblo, no ha sabido aún integrar en su entorno; si lo miramos desde horizontes arahelenses, observamos al Morón esclavo de la reconversión del progreso: es la muestra aún viva de un pasado industrial que se resiste a perecer, a través de las ruinas fantasmagórica de aquel buque insignia que fue la Fábrica de Cementos Portland, con la marca “El Caballo”, cuyos hornos se apagaron hacen más de dos décadas, dando paso, en su lugar, a nuevos parques empresariales, que acrecentarían más su competitividad, si contaran con mejores comunicaciones hacia los brazos gordianos de las principales carreteras andaluzas. Si lo contemplamos desde caminos moriscos, divisamos los barrios incipientes, que se desparraman a extramuros, luchando por aligerar las agujas del tiempo para conseguir la igualdad, el bienestar y la justicia social como un signo más de que nuestro pueblo está vivo y lejos, por tanto, del marasmo endémico que supone estar inmerso en el laberinto confuso de sueños como los de aquella comedia cumbre del teatro calderoniano.

Pero nuestro asentamiento es tan radial, que si nos apostamos al pie de la antigua estación del ferrocarril, vislumbraremos cómo se teje el mañana ilusionado de notabilísimas industrias que apuestan por el empleo y por el progreso, que nos pueden hacer salir del olvido; olvido, que quizás sea la razón, que impida ver -desde siempre- la silueta y la faz de Morón de la Frontera, cuando se la mira por carretera, a la altura del Fontanal, al acercarnos desde la distante y mandataria Sevilla, que mantiene anclada y varada en el tiempo, el resurgir pujante de la ciudad y de sus vecinos, descendientes de aquellos otros, a los que la Reina Regente María Cristina de Habsburgo, les confirió el Título de Ciudad en un pergamino firmado en San Sebastián a finales del siglo XIX, en reconocimiento al progreso de su industria y comercio.

(Juan Antonio Marín Candón)


(Ver mapa más grande)

Ubicación:

Morón de la Frontera está situada entre los ríos Guadaíra y Guadalete, en el sureste de la provincia de Sevilla, en la zona de tránsito entre la campiña y las primeras estribaciones del sistema Penibético. Su extensión superficial es de 432 km² y su censo demográfico es de 28 467 habitantes al día 1 de enero de 2010. Sus coordenadas geográficas son 37º 07' N, 5º 27' O, entre la campiña y la sierra sur de Sevilla, a una altitud de 297 metros y a 65,9 kilómetros de la capital de la provincia.

Historia:

Con palpable huella del Paleolítico Medio (cerro de Santiesteban), los asentamientos en estas tierras fueron ocupadas de forma permanente por el hombre en el Calcolítico como se puede ver por los restos hallados en los dólmenes de la Morona (Hoyo del Gigante), Armijo, Las Encarnaciones, etc., a los idolillos de factura ibérica encontrados el Lucurgentum, hoy inmediaciones de la Base Aérea. Quedan algunas constataciones de la época romana a través de restos arqueológicos, y también de la etapa visigoda, en forma de sarcófagos y ladrillos decorados. Durante el período romano se convierte en un pueblo con gran número de habitantes intensamente poblado, de gran importancia. El historiador Plinio la cita con el nombre de "Arunci". La historiografía tradicional, sitúa en sus tierras la antigua ciudad de Isipo. Con varios nombres protohistóricos, a partir del siglo III de la era se la nombra Mouror (Morón), vocablo de origen semítico, cuya etimología habría de relacionarse con una colonia de La Mauritania asentada en esta plaza, con anterioridad a la invasión islámica del año 711.

En el siglo XI llega a ser la capital de uno de los reinos de taifas. En la Crónica de Alfonso X el Sabio ya se habla de Morón como ciudad bien fortificada. En 1249, la villa fue conquistada por Fernando III para el reino de Castilla, siendo entregada al concejo de Sevilla con la condición de que cuidara de su defensa. En 1285, Sancho IV la entrega a la Orden Militar de Alcántara para que la defienda de los ataques musulmanes. A finales del siglo XIV, la Corona favorece su repoblación con privilegios y exenciones fiscales. En el siglo XV, Morón se integra en el señorío de los Condes de Ureña (la Casa de Osuna) lo que hizo aumentar el tamaño de la villa, al tiempo que se reformó la iglesia y las murallas. Por esta época, el castillo sufrió una remodelación, y es modificado una vez más en 1650 por los Condes de Ureña, que hicieron de este su residencia.

En el siglo XVI se produce un importante desarrollo, quedando la morfología urbana definida al este por la calle San Miguel, al suroeste por la calle Carrera y al sur por la calle San Francisco. En los dos siglos posteriores continúa el fuerte crecimiento urbano hacia el suroeste y hacia el norte. A comienzos del siglo XIX, la presencia de las tropas francesas finaliza con la voladura del castillo. En 1864 se inaugura el ferrocarril, permitiendo la comunicación con Utrera y con Sevilla, y en 1894 obtiene el "título de Ciudad".

Entre los años 1950 y 1960 se realizan asentamientos en el sector norte, en la hoy conocida como barriada del Pantano y en el sur, en el pequeño espacio que permite la topografía del barrios de San Francisco. En los años 1970 se construye la barriada de la Paz, que consagran la orientación de crecimiento lineal hacia el oeste, siguiendo el camino de Sevilla. Después de 1975, y en dirección al Este, se urbaniza con viviendas de promoción pública el Polígono el Rancho.

Morón de la Frontera conserva en nuestros días una parte reducida de su acervo, traducido en bellas casonas, “cillas” y restaurado palacetes (Casa del Agua, La filipenses, Cilla de la Victoria y la Casa de la Cultura, que ocupa el Palacete de los Marqueses de Pilares levantado en el siglo XVIII y ofrece una espléndida portada plateresca con balcón de hierro forjado.) de valores históricos y arquitectónicos, así como de iglesias que salpican el casco antiguo, de origen medieval, predominantemente castrense, en cuyo centro se encuentran la Iglesia de San Miguel (s. XVI -XVIII).

En el conjunto urbanístico de Morón de la Frontera destacan distintas y bien cuidadas zonas verdes: Paseo de la Alameda, La Carrera, Parque de la Boruja entre los barrios del Pantano y el Rancho y el Paseo del Gallo. Este pequeño jardín está situado sobre la cima de un cerro, contiguo al Castillo y aledaño a la iglesia parroquial de San Miguel. En el centro de este jardín se levanta un monolito con el implume Gallo de Morón. Actualmente se trabaja en la recuperación de la antigua cantera de Canillas como parque periurbano con una extensión de 17 hectáreas acondicionando caminos, siembras, plantaciones y estabilizando sus taludes.

El crecimiento vegetativo es bajo pero se puede pronosticar una tendencia ligera al alza en los próximos años pese a la disminución de la natalidad, con  la población resultante de la instalación del centro penitenciario construido a 5 km de la localidad.

Personajes ilustres de Morón de la Frontera:

  • Fernando de Morilla y Cáceres, contribuyó a la edición del Diccionario de la RAE.
  • Nicolás María Rivero, Presidente de las Cortes Españolas de 1869.
  • Silverio Franconetti Aguilar, Cantaor de Flamenco.
  • Ramón Auñón y Villalón, Militar y Marqués de Pilares.
  • Cristóbal Bermúdez Plata, Director del Archivo General de Indias.
  • Fernando Villalón, Escritor.
  • Eduardo Muñoz, Escultor.
  • Manuel Olmedo Soriano, Diputado en Cortes en 1931.
  • Diego del Gastor, Tocaor de guitarra.
  • Francisco Martínez de Quesada, Fundador y Director de la Banda Musica.
  • Julio Vélez, Escritor y Poeta.
  • Alfonso Jiménez Romero, Actor, Autor y Director de Teatro.
  • Alberto García Ulecia, Escritor y Poeta.
  • Francisco Benítez, Pintor. 
  • Juan Antonio Carrillo Salcedo, Catedrático emérito de Derecho Internacional Público, Miembro del Curatorium de la Academia de Derecho Internacional de La Haya, Antiguo Juez en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Economía:

Su economía es esencialmente agropecuaria, predominando el cultivo de cereales y aceitunas. Dentro de la industria destaca especialmente la agroalimentaria, en concreto la dedicada a la producción de aceite y aderezo de aceitunas de mesa. Igualmente son importantes la industria gráfica y de fabricación de etiquetas adhesivas, así como las actividades extractivas relacionadas con la cal y el yeso.

Fiestas locales:

  • Semana Santa de Morón de la Frontera está considerada como de Interés Turístico Nacional.
  • Feria de Morón de la Frontera. Se celebra la tercera semana de septiembre.
  • Romería de la Virgen de Gracia en la 3ª semana después de la Feria.
  • Carnaval de Morón de la Frontera. Tiene lugar en el mes de febrero.
  • Festival Flamenco del Gazpacho de Morón de la Frontera. Se celebra la primera quincena de agosto.
  • Cabalgata de Reyes Magos.

Leyenda: Su Gallo, conocido mundialmente como el Gallo Morón.

 

Patrimonio de la Humanidad

  • La cal artesanal de la Sierra de Espartero en Morón de la Frontera (Sevilla) figura en el listado de Buenas Prácticas de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco desde el pasado día 25/11/2011. Este es el título que le otorgó la Unesco en la Convención para la salvaguarda del Patrimonio Inmaterial Intangible, celebrado en Bali (Indonesia), por el valor artesanal de una de las principales señas de identidad de la localidad, que le ha dado valor universal.
    En concreto, la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura destacó la labor de la Asociación Cultural de Hornos de Cal de Morón de la Frontera para preservar la producción artesanal, dar importancia a este trabajo y mejorar la calidad de vida de los obreros.
    Para llevar a cabo esa preservación, el proyecto de la asociación de trabajadores de la cal de Morón de la Frontera ha creado un museo viviente y promueve la transmisión de técnicas de generación en generación, como testigos documentales en sí mismos del oficio de artesano, como  son los hornos y las herramientas de calero para la extracción de la piedra caliza. 

Monumentos:

  • Castillo.
  • Iglesia de San Miguel, conocida como la catedral de la Sierra Sur.
  • Convento de Santa Clara.
  • Iglesia de San Ignacio de Loyola "La Compañía" (importante portada barroca).
  • Iglesia de San Francisco de Asís.
  • Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria.
  • Iglesia de Nuestra Señora de la Merced.
  • Ermita de la Fuensanta, también conocida como ermita de Nuestro Padre Jesús.
  • Iglesia de María Auxiliadora.
  • Casa de la Cultura Fernando Villalón (casa palacio del siglo XVIII).
  • Paseo del Gallo.

Gastronomía

  • Tortilla de espárragos.
  • Tagarninas esparragás.
  • Conejo y perdiz estofada.
  • Aceitunas partidas.
  • Caracoles.
  • Polvorones, tocino de cielo y pestiños.

 

 
Juan Antonio Marín Candón - Morón de la Frontera (Sevilla) | Consultas sobre esta página
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